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Nota del Libretista de "El Último Sueño de Frida y Diego" Nilo Cruz

Posted on: November 9, 2023

(English translation available by clicking here)

El mayor reto al que me enfrenté cuando me eligieron para escribir el libreto de esta ópera fue que tanto Frida como Diego no eran solo pintores, sino narradores, cronistas de la historia, de su tiempo y de sus vidas personales. La pregunta que incesantemente resonaba en mi mente era: ¿Cómo puedo representar a estos dos artistas a través de nuevos ojos?

Diego Rivera exploraba los vestigios de la antigüedad a través del prisma de sus murales. En sus frescos, que captan la huella del tiempo, Rivera nos recuerda que no hay nada que no pueda ser representado por la fuerza y la vivacidad de sus pinceladas. Al igual que Diego, la angustia en el pincel de Frida Kahlo representa lo que no puede pasar desapercibido: el dolor y el sufrimiento humano.

Lo que me resultó más relevante, a medida que estudiaba sus vidas, fue que estos dos artistas se pintaran mutuamente a pesar de los altibajos de su tempestuosa relación como marido y mujer.Frida estaba obsesionada con pintar la cara de Diego entre sus cejas, como si él estuviera siempre en sus pensamientos. Diego plasmó a Frida como su musa en varios de sus frescos, pero fue el cuadro de Frida, El abrazo de amor de entre el Universo, la Tierra, yo, Diego y el señor Xólotl el que me dio la idea de ambientar la ópera en México, durante el Día de Muertos. En este cuadro, Frida sostiene a un Diego Rivera desnudo, con un tercer ojo en el medio de la frente, y junto a ellos está Xolotl, considerado el guía de las almas de los difuntos. Da la impresión de que Frida está llevando a un Diego moribundo al fuego eterno.

El famoso mural de Diego Rivera, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, fue otro motivo de inspiración. Esta obra de arte, en la que aparece Frida de pie junto a personajes de otras épocas, muestra cómo Diego fue capaz de reunir distintas personas de diferentes momentos de la historia, un domingo por la tarde. A partir de este concepto artístico, jugué con el tiempo, entrelazando la realidad y la ficción para traer de vuelta al mundo a Frida y a Diego en una fiesta fantástica de color, música y sonido; cumpliendo un poco con el deseo de Rivera, para que al final de su vida, sus cenizas se mezclaran con las de Kahlo.